viernes, 22 de marzo de 2013

Valores. Honestidad


http://www.comunidaddeestudiantes.com/admin/view_image.php?institution_id=1561UNIVERSIDAD ALFONSO REYES UNIDAD LA FE


Lic. Formación Infantil
Materia: Valores en Formación Infantil
Tema: Clasificación de los valores
Maestro: Lic. Karina Valencia Ramos





        Nataly Oyervides Olguín
         Matricula: F- 1973

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INTRODUCCION

La honestidad es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo que junto a la justicia, exige dar a cada quien lo que es debido. Es por ello que la honestidad encuentra en la verdad su máxima expresión, de manera que si faltamos a la verdad aunque sea en parte, estamos siendo deshonestos. La honestidad es un valor indispensable para que las relaciones humanas desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas. Es la calidad que queremos encontrar en las personas, pues la honestidad hace todo mas claro y mas sencillo.





CONCLUSION

En conclusión la honestidad es un valor que nos ayuda a
siempre tener limpia y tranquila nuestra conciencia, y actuar de una forma recta en la vida por lo tanto es un valor que debemos cultivarlo e incentivar a las personas para que los practiquen  ya que es el camino de la "legalidad". Es aquel tesoro que nosotros elegimos si lo sabemos aprovechar  o no.










Honestidad
La honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo a como se piensa y se siente. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo. Dado que las intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los conceptos de "honestidad" y "deshonestidad", existe una confusión muy extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos. El autoengaño hace que perdamos la perspectiva con respecto a la honestidad de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar nuestra decisión.
La honestidad constituye uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad del niño al ser la base de relaciones personales en las que la proyección hacia el otro implica un afecto personal desinteresado, y un respeto que se fortalece a través de las mismas interrelaciones.

Dinámicas
Habla con tu hijo
Una vez terminado el cuento daremos la posibilidad al niño de que haga comentarios sobre lo sucedido en el relato, guiaremos la conversación hacia la conducta honesta seguida por Juanito, hablaremos con el niño sobre qué es la honestidad, definiremos cuáles son las buenas acciones para considerar a alguien honesto de forma que comprenda qué es la honradez, y cómo deben ser las relaciones entre las personas honestas.

Colorear y colocar
 Se puede terminar coloreando y poniendo en orden las secuencias del cuento.


Actividad en clase
La integración en el aula es un aspecto que podemos mejorar con los trabajos grupales, en donde un grupo de alumnos trabaje sobre un tema particular, de forma unida y en pos de un objetivo común: la resolución del trabajo en cuestión o cualquier actividad que el docente les asigne.
En este contexto, implementar dinámicas grupales para trabajar en equipo, es un buen método para enseñar, aprender, compartir e integrar. Con lo cual, la realización de estas, debe ser ejercida por todas las personas que se encuentren en el ámbito de la docencia.
Para comenzar con la actividad, el docente debe dividir a la clase en grupos, con aproximadamente 6 integrantes cada uno. Una vez realizado los grupos, el docente debe indicarles que el trabajo consiste en que cada grupo debe imaginar la forma de vida de un extraterrestre, con sus respectivas culturas, formas de hacer, valores, entre demás cuestiones que hacen a la esencia de la vida de una persona, o en este caso, de un extraterrestre.
El grupo debe escribir esta forma de vida del extraterrestre en una hoja, y dibujar al mismo.
Una vez que finalicen con esta parte de la dinámica, el docente debe decirles a los grupos que deben imaginarse la situación en donde el extraterrestre que han imaginado, con su forma de vida, va a China, Estados Unidos, Argentina, Alemania, España u otro lugar, y necesita relacionarse con los habitantes del lugar. Por mi parte, recomiendo que el lugar sea España, así también sirve para asentar la forma de vida del pueblo español. Aunque con grados más avanzados, también podemos utilizar otros lugares para así también diferenciar las distintas culturas que existen.
Para continuar con el trabajo en equipo, el docente debe indicarles que preparen una pequeña dramatización, en donde se refleje la forma de vida del extraterrestre y los esfuerzos que hace este por relacionarse en otro lugar, y como las personas del lugar lo tratan, si lo aceptan o no.
Una vez que los grupos ya hayan preparado la dramatización, el docente los reunirá a todos y cada grupo hará la dramatización frente a los otros grupos.
Concluida la realización de todas las dramatizaciones, se sacarán las conclusiones de la dinámica. Se verá si los grupos hicieron escenas de discriminación y porque, en que hecho basaron la discriminación, si algunas veces se sintieron como “extraterrestres”, que tipo de discriminaciones son más frecuentes (sexo, raza, religión…), y demás cuestiones relacionadas.
Confiamos en que esta dinámica puede ser muy productiva para integrar, trabajar en equipo, y tocar un tema muy delicado de una forma diferente.

 Cuento
La estola de zorro
Cuando se casó, allá por 1920, doña María del Carmen recibió un obsequio de su madre: una antigua estola, una prenda especial que se pone alrededor del cuello y baja por el pecho, a los dos lados, hecha de piel de zorro. El artesano que la había confeccionado casi un siglo antes la había cosido con habilidad, de manera que incluía, en un extremo, la cabeza del animal con su pequeña dentadura, nariz y ojos artificiales, y en el otro, las patitas del mamífero. Su origen era ilegal, pues estaba prohibido cazar zorros; sin embargo en ese entonces las damas de sociedad gustaban de vestir pieles porque, según esto, se veían más elegantes. Doña María del Carmen usaba la estola en ocasiones especiales, como cuando salía de paseo con su esposo, don Valentín, y andaban del brazo por las calles de San Luis Potosí.
Hasta él sabía que la estola no era nada bonita, pero se lo callaba por no incomodarla. Era terrible ver la figura aplanada de ese zorro que alguna vez andaba corriendo por los montes. Por otra parte, dada su antigüedad, se le estaba cayendo el pelo, que soltaba por todos lados. Además, tenía una orilla de terciopelo verde muy pasada de moda y un extrañísimo olor a hospital, pues la guardaba con bolas de naftalina, una sustancia especial para evitar que la atacara la polilla. Sin embargo, las comadres de doña María del Carmen no se atrevían a decirle la verdad. Por el contrario, ¡elogiaban  con hipocresía la prenda! “Qué divina estola”, le decía doña María Guadalupe. “Qué objeto tan fascinante. Ni en París he visto pieza tan exquisita de alta costura”, comentaba doña Tololo.  Cuando las dos se reunían aparte, se reían largas horas de la estola, mientras bebían champurrado.
Un domingo por la mañana doña María del Carmen se preparó para asistir a misa de doce en Catedral. Se puso un sobrio vestido negro que le llegaba abajo de la rodilla y, sobre los hombros, la estola. Dio los últimos toques a su impecable peinado, se perfumó con su loción preferida (Habanita, que olía tan rico como un postre) y salió de casa caminando con mucho garbo, viendo a toda la gente por encima del hombro. En esta ocasión iba sola, pues don Valentín se hallaba en Matehuala. Al verla pasar, los señores se quitaban el sombrero y las señoras la criticaban por lo bajo, pero le sonreían y agitaban las manos.
Iba dando la vuelta por una esquina cuando vio a una sencilla mujer, cubierta con un rebozo, que llevaba de la mano a un niño de unos cinco años. Cuando el pequeño miró a doña María del Carmen, se asustó con la estola y le gritó a su mamá: “¡Mira mamá, esa señora trae colgado un perro muerto!”. Al escucharlo doña María del Carmen sintió una enorme vergüenza y bajo la luz del sol se dio cuenta de que su estola, efectivamente, parecía el cadáver de un can. Llamó por teléfono a su casa para que una de las muchachas fuera a recoger la estola y caminó de prisa para alcanzar al niño. Al verla, la madre reaccionó a la defensiva: “¿Qué le quiere hacer?”. Doña María del Carmen respondió: “Invitarlo a pasar a la dulcería de enfrente para comprarle lo que se le antoje y agradecerle que me haya dicho la verdad.


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